jueves, 1 de septiembre de 2011

con los cinco sentidos

en la medida de lo posible, la ingesta de alimentos debe de ser placentera para los cinco sentidos y no sólo para el gusto y el olfato. La cuestión del tacto resulta quizá un poco complicada, así como la del oído, así que la imposibilidad de hacer que esos dos sentidos intervengan en esos momentos, hace aun más importante que la vista reciba un regalo a la altura de las circunstancias. que los colores y texturas de los alimentos estén bien escogidos y compensados es sólo parte del ritual. Cuando los complementos juegan en esa misma dirección, el trabajo estará casi completo. Ya sólo queda que huela y sepa tan bien como luce.

1 comentario:

carmela dijo...

Tienes mucha razón, pero al menos para mí, la vista también infulle